Aceite de girasol:
Aceite de girasol:
El aceite de girasol se hace con las semillas de la planta. Este aceite es de color dorado claro y tiene el mayor nivel de grasas poliinsaturadas que podemos encontrar en los aceites. Es bajo en grasas saturadas y se puede utilizar para cualquier propósito. No contiene vitamina E de forma natural, pero algunas marcas lo añaden. El aceite de girasol es bueno para salteados, fritos y repostería por su sabor muy suave.
Usos: cualquier tipo de cocción, aliños, producción de margarina.
Aceite de sésamo:
Aceite de sésamo:
Se produce de forma muy simple prensando las semillas de sésamo. El aceite resultante es de color oscuro y con mucho sabor a frutos secos si el sésamo había sido tostado previamente. Es un aceite muy usado en la cocina china, japonesa y coreana.
Se puede comprar aceite de sésamo en supermercados orientales, algunos herbolarios y tiendas de dietética.
Aceite de Sésamo sin tostar.
Uso: aliño de ensaladas, salteados, marinadas.
Aceite de soja:
Aceite de soja
Este es uno de los aceites más usados en la fabricación de margarinas y grasas vegetales. De hecho, sólo en EEUU y Brasil el aceite de soja se usa más que cualquier otro en la fabricación de alimentos preparados. También es muy usado en la cocina china. Suele ser bastante refinado y precisa mucha temperatura y tiempo para llegar a quemarse, por lo que es apto para frituras. Es un aceite de producción barata, alto en omega-3 y grasas monoinsaturadas.
Se puede comprar aceite de soja en supermercados orientales, algunas tiendas de dietética y algunas tiendas veganas.
Aceite de trufa:
Aceite de trufa
Se produce con un aceite de muy buena calidad (generalmente aceite de oliva virgen extra) y el sabor de las trufas, que se sumergen en el aceite hasta que desprenden todo su aroma. Este aceite es muy aromático y sólo se necesitan unas gotas para darle sabor a trufa a cualquier alimento, generalmente pasta, risottos, ensaladas y salsas. Si se conserva durante demasiado tiempo puede perder sus cualidades aromáticas. Usos: como saborizante, úsalo para dar un toque aromático. Algunos aceites se obtienen con procesos de refinado que incluyen calor o químicos para extraer el aceite. Así se obtiene un producto estable, líquido, con un largo período de vida, evitando que se deteriore con el paso del tiempo. Otros aceites se consiguen sólo mediante la presión para liberar el aceite de las frutas, semillas o frutos secos. Los aceites que se obtienen de esta forma se llaman “aceites de presión en frío” y suelen tener más aroma y sabor que los refinados. También son más caros, duran menos tiempo (caducan antes) y no aguantan temperaturas tan altas como los refinados, pero no hay nada que pueda igualar el sabor que dan.
Se puede comprar en algunos supermercados y tiendas gourmet.
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